Sara Pastor Rodenas.

Sí, lo sé, hablo hasta aburrir, hago chistes malos que solo entiendo yo, sonrío constantemente, tengo una risa demasiado escandalosa que no puedo controlar. Soy demasiado vaya pero bastante responsable. Soy una cabezota. Cuando se me mete algo entre ceja y ceja no paro hasta conseguirlo. Soy una luchadora nata, vivo el día a día sin pensar demasiado que consecuencias traerá el mañana. Soy ordenada y un tanto caprichosa. Tal vez haya días en los que no me pueda levantar de la cama, y otros que sea la primera en ponerme en pie. No soporto estar despierta y que el resto no lo esté por eso hago lo imposible por despertarlos. No odio que me despierten con cosquillas pero sí con gritos. Lo admito hay veces que me comporto de una forma infantil, y no puedo evitar cometer ciertas locuras. Soy un poco descarada, y en ciertas ocasiones demasiado educada tanto que llega a ser frustrante. Me sonrojo con facilidad pero intento que no se me note y si me atacas seguramente tardaré dos segundos en recuperarme y seguirte el juego. Tengo demasiadas cosquillas, tal vez me preocupe demasiado y me emparanoye con facilidad. Soy muy celosa. Me gusta que me toquen el pelo y me encanta que me soplen en el cuello. Tal vez tengan razón y sea demasiado buena con todo el mundo, perdono con facilidad, no soy rencorosa, creo en las causas perdidas, no me puedo callar nunca, pero menos cuando pasa algo que me parece injusto. Creo en los casos imposibles, y en las segundas, terceras e incluso cuartas oportunidades. Creo en el amor y me encanta soñar despierta. Odio las despedidas ya que no creo en un adiós y amo los reencuentros. Me gustan tanto las películas más románticas como las más violentas. Me encanta ir en coche con las ventanillas bajadas y notar cómo me da el viento en la cara mientras suben el volumen de mi canción favorita. Me encanta sentirme querida, que me abracen y me besen. Odio las mentiras pero más la falsedad y me encanta la gente que no deja de sonreír. Me encanta que me digan que se acuerdan de mi. Hay veces que me saco de quicio a mi misma. Dicen que doy confianza y que sé escuchar y dar consejos. Canto en la ducha a pesar de todo lo que desafino y eso es algo que me encanta. En definitiva, soy demasiado simple.